jueves, 2 de agosto de 2012

you look so good when you whisper...

Que la gente mantuviese los pies anclados en la tierra era algo que ella no podía ni tampoco quería soportar, y toda la culpa había sido de sí misma por haberlos tenido así durante tanto tiempo. El decirle "buenos días" al panadero había sido desplazado por un alegre "qué bien le veo, es que ya está usted soltero? por cierto, le queda baguette?" seguido del famoso guiño de ojo que podría decirse la había caracterizado últimamente. No había ya nada en el mundo que la hiciera tan feliz como su música, incluso su propia música, porque le hacía mover los pies. I bet that you look good on the dancefloor e incluso los temas de los mumford & sons podían levantarla de la cama tras las noches de verano en las que la sangre se contaminaba de nicotina y de mucho alcohol. Al recordar alguna de esas noches los malos recuerdos caen sobre ella como si la fuerza de la gravedad estuviese cabreada y quisiera aplastarlos sobre su cuerpo hasta que quedara enterrada bajo el suelo, y es que al recobrar memorias pasadas eso es lo que le gustaría que ocurriese. El haber vuelto a ver la  expresión decepcionada en los ojos de él fue el detonante para que decidiera que todo tenía que cambiar, incluyendo al mismo tiempo su futuro destino geográfico, a miles de kilómetros de aquí, y así, tras decidir que no quería volver a fallarse a sí misma, levantó en un primer momento los talones del suelo para llegar hasta su oído y susurrarle, muy despacio, que la sentara en la mesa de la cocina, porque la puerta de casa estaba cerrada con llave, y no quería pasar ni un momento más de su último día juntos con los pies en la tierra.

miércoles, 27 de junio de 2012

Hoy es así

T, a veces te quiero matar. No me importa si ahora no ocurre nada, nunca ocurre, ni para bien ni para mal, ni para mi ni para ti. Yo acabo perdida entre mi marabunda de ideas y tú entre mujeres de una sola noche. Deberíamos cambiar los papeles por esta vez. Voy a meterme en tu cama llena de los tórridos susurros que recibes cada noche y que inundan tu mente dejándola en blanco y voy a contagiarme para ser como tú, para así no poder quererte hasta que te marches. T, a veces te quiero besar. Cuando me miras cambia tu expresión y pareces haber sufrido el gran cambio. Me gusta saber que soy yo quien puede hacerte olvidar el mundo del que continuamente intentamos huír, y T, a veces te quiero. Sin más. Pero es que nos dura lo mismo que una canción.

martes, 19 de junio de 2012

Quiero jugar, y no es mentira

Entra T con algún tipo de sonrisa de esas que contagian, pero ya hace algún tiempo o algunos años que no consigue hacerme efecto. Después de un rato de respuestas en monosílabos y carentes de los sentimientos escondidos que antes podían percibirse incluso en los simples "hola", T dice que ha vuelto por algo, que no son sin sentido todas esas historias de guerra en las que mueren los buenos y las buenas intenciones. Ah, y que ha dejado de fumar. Empiezo a sentir que soy un elemento que sobra en esa conversación, como las televisiones en los dormitorios cuando duermen en ellas dos personas. Bueno, duermen...
-Tienes que volver -dice T, y asaltan mi cabeza unas mil y cuatro ideas.
Le pregunto, ya con cierto interés por el tema, por qué debería pisar de nuevo ese lugar, y sin contestar a mi pregunta, T empieza a enumerar situaciones pasadas que a mí me resultan familiares. Mucho. Tanto que alguna duele. T lo sabe y para. Escoge otra sonrisa del amplio abanico de ellas que posee, y me miente como no sabe hacerlo nadie más, de modo que casi no me importa que lo haga. Miénteme T. Me miente y me dice que me echa de menos. Yo también le miento y le digo que hace mucho que nadie me hace estremecer como él. Nos mentimos y nos gusta. Después de decirnos esto, ya nada más queda que callarme, poner mis dedos sobre tu cuello y decirte al oído algo que te encanta. Pero no te confundas, T, todo es mentira. Ya nunca me acuerdo de ti, hasta que apareces con ganas de jugar.

sábado, 19 de mayo de 2012

point 2. i have found more pictures

So here we are. I can feel how hot your skin is and how much you are sweating. The only thing you could to to look better now is pulling your hair back and keep on looking at me like that. Just like that. Keep on there. Exactly as when you were down there. Can we make a little stop?
................................................Go take a beer............................................................................................................................................................................................
-Bring me another one
-You shut the fuck off, wake up and take it yourself
-What's wrong with you, are you angry?
-I want to see you walking to the kitchen, so i can put you against the fridge and..............................................................................................................................................................................................................................play.



sábado, 5 de mayo de 2012

art or porn

"I don't believe it"
It's...........................................................................................................................................................................on...............................................................................................................................................................................my.................................................................................................................................................................................tongue................................................................................................................................................................................and.................................................................................................................................................................................the...............................................................................................................................................................................pain.......................................................................................is........killing...me"."

"let me look again". she pushed back his head and bent down to him. "open wide, now, like a good boy. stick it out as far as you can. more. as far as you can". she pinchet it.

                                                                                                             "ouch............................................................................................................................................................................................................................."

"did i hurt you? i didn't mean to. hold on to me if it hurts. see, it's better now. keep it there, no, stick as far as you can, ah, that's better, that's better, that's wonderful, keep it there, that's perfect. keep it there, keep it there, there. ah, that's it, that's the boy. don't breath on me so hard, it clouds up my glasses".




lunes, 2 de abril de 2012

moving to New York

Echándoles un ojo a las fotos que cayeron de la caja con la que había tropezado hacía un rato, y junto a la que se sentó, encontró más de una copia de sí misma con medio metro menos de altura, y alguna que otra sonrisa traviesa a la que le faltaban dientes de leche. Sonrió. Acariciando caras ya ausentes o muy distantes, llegó a una que en su momento le enseñó cosas que le valdrían de mucho a lo largo de su vida. La maestra Victoria siempre se sentaba como los indios en el medio de todos esos niños de siete y ocho años y les decía que tenían que sonreír mucho para estar más guapos. Algún atrevido siempre se movía a abrazarla en el momento de decir "patata", pero a ellos no les importaba que no se les viese el hueco del diente. La maestra Victoria era aquella mujer que solía decirles que harían todo lo que quisieran, y al mismo tiempo era a la que todos querían. Recuerda cuando la vio el otro día por la calle y ella no la reconoció. Algún tipo de enfermedad degenerativa, le habían dicho. Es triste ver cómo quien te lo ha enseñado todo no recuerda haberlo hecho. Es como cuando me desperté aquella mañana sin ningún brazo rodeándome o ninguna buena cara o voz de recién levantado que me dijera que ahí habíamos estado anoche. Sí. Ese tipo de sensación que se tiene cuando uno se levanta por la mañana esperando que todo huela a café y mermelada, y sólo se oyen los pasos descalzos de los pies propios. Menuda mierda - pensó. Y después sólo tuvo más miedo a aceptar la propuesta que le habían hecho de irse lejos y ser olvidada por todos aquellos con los que había compartido  un lugar en las fotos, y mucho más que eso. Encendió la pantalla del ordenador. Antes de apagarla había estado investigando un poco sobre esa universidad, y debía de gustarle mucho, porque no hacía otra cosa que visitar su página web. O quizás era porque sólo intentaba buscar allí un motivo por el que no poder ir. No lo encontró. Revisó uno de sus perfiles en internet, y de pronto encontró muchos otros para irse.

domingo, 18 de marzo de 2012

do you remember me?

Tomó aire y de sus labios salió un forzado: sí. No un sí quiero de los de las bodas. Para qué? Esa no era la situación, no os confundáis, y es que nunca esperó llegar hasta allí, ni tampoco le hacía especial ilusión. Sin desviar sus pensamientos, en ese momento sólo sintió mucho miedo, que mientras ella intentaba fingir una sonrisa, jugaba al escondite entre el resto de sentimientos que paseaban a través de si en ese momento. Se escondió tan bien...
Estaba accediendo no sabía muy bien a qué, no era ni malo ni bueno, y cualquiera hubiese dicho que la lágrima que cayó por su mejilla derecha resolvía esa duda, pero como siempre y por el amor de discutir, ella se atrevió a decir que las lágrimas caen cada vez por un motivo distinto. Lo único de lo que se dio cuenta fue de que con ese sí estaba firmando un contrato que se la llevaba a la otra punta del mundo. Lejos. Por un momento pudo ver las cajas de la mudanza frente a sus ojos y el billete de avión en su mano. Y casi tuvo ganas de que fuera real, pero el destino tenía prohibido tener mar.
De pronto ya era de noche, tanto que a la luna se la habían comido, y ella salió al balcón, sin manta, sin música, sin ropa, con un papel en la mano. No lo rompió, pero tras leerlo pensó que lo que ponía ese pequeño papel que estaba pegado en la pared junto a su cama había perdido cualquier tipo de poder. Lo dobló, y decidió guardarlo tan bien que jamás pudiera encontrarlo. Con la que estaba cayendo, no podía tirar tanto amor a la calle.